jueves, 7 de junio de 2012

¿Están los museos en venta?

Esta cuestión nació en una clase universitaria a la que asistí,-una de las pocas que mereció la pena en esa asignatura que me abstendré de mencionar- y desde entonces ha estado revoloteando sobre mi cabeza, fastidiando e inquietando hasta que he decidido plasmarlo aquí. Resulta que en publicidad se utilizan los mismos mecanismos para anunciar un museo que una escoba. Y utilizo escoba por ser el instrumento que barre la porquería se acumula en diversos sitios. A veces esos sitios son los museos, qué le vamos a hacer. Estos edificios acumulativos de cultura, se han convertido en una parada más dentro de un tour lleno de grupos con cámaras de fotos, mapas y sombreritos para protegerse del castizo sol madrileño. Si antes han hecho una parada en el Parque de Atracciones y han tapeado por la latina, ahora toca un poco de cultura. Aunque sólo sea por decir que han visto las Meninas de Velázquez (yo nunca he entendido qué tiene ese cuadro que no tengan otros. Me parece mucho más impactante y dramático la obra de Francisco Pradilla, Juana la Loca. Pero parece ser que su belleza es inversamente proporcional a las visitas que recibe). 
Vamos, que ir al museo es irse de tapas pero sin tapas. 
Tal vez, y sólo tal vez, los museos están ansiosos de números. Números de visitantes, números billetes, números en porcentajes de venta de entradas... No dudo que quieran aumentar en nivel cultural de la sociedad, pero al final prima el dinero. Si no hay dinero, no hay cultura. Y resulta que se traen obras de fuera para poder crear una exposición temporal extraordinaria sin pararse a pensar que, en cierto museo que no voy a nombrar pero que todos imaginamos, sólo se expone el 3% de sus fondos. ¿Qué tal si las exposiciones temporales sacan a la luz lo que tan veladamente ocultan?. 
La cultura no es un bien que esté al alcance de todos, no porque la sociedad no quiera o no pueda valorarla (aunque alguno habrá) sino porque los propios difusores culturales se centran más en la burocracia que en crear una verdadera y profunda inquietud cultural. Es cierto que al ver un cuadro algo se queda en la persona, queda como impregnada de cierta "esencia cultural", pero no basta con eso. 
Señores, pasen y culturícense, son 12 euros.

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